Estos dos tipos de traducción causan muchas dudas en los estudiantes de traducción o, incluso, en los legos en traducción. En muchas ocasiones se confunden y no se conoce con exactitud lo que las caracteriza, lo que las diferencia o la función que cumplen cada una de ellas, que, por cierto, son bastante distintas. Así pues, a lo largo de este artículo, se explicarán las diferencias entre la traducción jurídica y la traducción jurada.
La traducción jurídica
En primer lugar, se definirá lo que es la traducción jurídica para aclarar su significado y en lo que se diferencia de la traducción jurada. Se podría definir la traducción jurídica como el tipo de traducción de una lengua a otra de los textos que se utilizan en las relaciones jurídicas entre los ciudadanos y la Administración o entre los propios ciudadanos o particulares. Como ya sabemos, cuando la traducción sea oral, emplearemos el término interpretación jurídica y, además, esta requiere una formación específica y distinta a la de los traductores.
La traducción jurada
La traducción jurada, a diferencia de la jurídica, es un tipo de traducción en la que los textos tienen un efecto jurídico, pero su contenido puede ser jurídico o de cualquier otra índole (general, científico, literario, médico, técnico, etc.). Se trata de una traducción con carácter oficial ante las autoridades que la requieran (juzgado, universidad, ministerios, etc.) y, en consecuencia, exige la firma y el sello reconocidos de un traductor e intérprete jurado, que se nombra por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y debe pasar por una serie de pruebas.
Documentos de traducción jurídica y traducción jurada
Como se ha mencionado con anterioridad, la traducción jurídica trata textos sobre las relaciones jurídicas entre los ciudadanos y la Administración o entre los propios particulares. Por un lado, los documentos que pueden surgir de las relaciones del poder público o la Administración hacia los ciudadanos pueden ser, por ejemplo, las leyes, las sentencias o las citaciones judiciales. Por otro lado, las demandas, las querellas o las réplicas son algunos ejemplos de documentos que pueden resultar de las relaciones de los ciudadanos hacia el poder público. Por último, los contratos, los testamentos o los poderes notariales son tipos de documentos que pueden aparecer en las relaciones jurídicas entre ciudadanos.
Pueden ser objeto de traducción jurada diversos tipos de textos: documentos médicos, como historiales o certificados; documentos administrativos, como informes o cartas; documentos notariales, como poderes o testamentos, etc. No obstante, una carta de amor también puede ser objeto de traducción jurada (y no tiene nada que ver con la traducción jurídica), ya que los documentos aportados como prueba en procesos judiciales requieren traducción jurada.
Sin embargo, tal y como indica Ortega Arjonilla (1997), muchos de los documentos jurídicos suelen ser objeto de traducción jurada y, por consiguiente, los traductores e intérpretes jurados deben tener conocimientos jurídicos.
En suma, cabe resaltar algunos elementos importantes como conclusión sobre las diferencias entre traducción jurídica y jurada:
- La traducción jurídica trata textos sobre el derecho, mientras que cualquier texto es susceptible de traducción jurada;
- Solicitar una traducción jurada depende de la aplicación que se va a dar a la traducción y no del texto original, en cambio, en la traducción jurídica sí;
- A diferencia de la traducción jurídica, en traducción jurada es muy importante el formato (sello y firma del traductor, etc.);
- El traductor jurado es un profesional que nombra el Ministerio, mientras que cualquier persona que se considere capacitada y que cuente con la confianza del cliente puede ejercer la traducción jurídica.