Los extranjerismos, es decir, palabras o expresiones provenientes de otro idioma que no hayan sido adaptadas al español y, por lo tanto, no se encuentren en el Diccionario de la RAE, deben escribirse con letra cursiva para avisar al lector de esta circunstancia, en el caso que no se disponga de letra cursiva deberá hacerse mediante comillas.
En muchas ocasiones el DRAE recoge algún extranjerismo en su repertorio, obviamente en cursiva, debido a la frecuencia con la que se suele emplear en español; sin embargo, que se encuentre recogido en el Diccionario no significa que pueda usarse sin la cursiva, ya que es obligatorio según las normas ortotipográficas del español.
Como se ha mencionado anteriormente, el principal motivo de esto es informar al lector de que dicho término es ajeno a la fonética y morfología del español, por lo que en muchas ocasiones es posible que exista una alternativa o adaptación en nuestro idioma, cuyo uso es siempre recomendado por la RAE. En el caso de que se decida emplear alguna de las dos últimas opciones, no será necesario el uso de comillas, ya que en este caso se adecuarían a las convenciones tanto gráficas como fonológicas de nuestro idioma, incluyendo las reglas de acentuación del español.
Un ejemplo de un extranjerismo que aparece con frecuencia en español y que ya está prácticamente aceptado por sus hablantes es «marketing», cuyo uso es correcto siempre y cuando se escriba en cursiva. No obstante, se recomienda utilizar bien su adaptación en español («márquetin») o su alternativa en español («mercadotecnia»).
Estas normas se deben aplicar independientemente si dicha palabra proviene de lenguas vivas extranjeras (extranjerismos) o constituyen voces o expresiones latinas (latinismos). En muchas ocasiones los extranjerismos se encuentran tan arraigados a nuestro idioma y vocabulario que no nos damos cuenta de que se tratan de palabras provenientes de otra lengua, un ejemplo de esto es «ballet» («balé»).
La mayoría de los extranjerismos que podemos encontrar son anglicismos, es decir, de origen inglés; sin embargo, existen numerosas palabras provenientes de otros idiomas como son el francés («croissant»), el italiano («in crescendo») o el latín («post mortem»). Anteriormente, en el caso de los latinismos (que hoy en día se utilizan en varias lenguas, incluyendo el español) se establecía que debían de escribirse en redonda y con las tildes que podían surgir al aplicar las reglas españolas de acentuación; sin embargo, esto se terminó cambiando y actualmente se escriben igual que cualquier otro extranjerismo, en cursiva y sin tildes (ya que estas no existían en latín).
En el caso de determinados extranjerismos, existe un rechazo general a la hora de escribir su adaptación, como es el caso de «whisky» («güisqui»), debido en mayor medida al gran grado de aceptación de la palabra original por parte de los hispano hablantes y la gran diferencia que supone su escritura respecto a la original cuando se adapta; no obstante, esta y otras muchas palabras no están exentas de estas reglas, sino que también deben cumplirlas.
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