Los clientes de traducción a menudo suelen contratar a los traductores a ciegas. No suelen elegir el servicio de un traductor bueno sino el primero que les aparezca sin una información previa de estos traductores. En otras palabras, rara vez saben lo que están pagando, sobre todo cuando encargan una traducción a un idioma que no es el suyo. No todas las traducciones son iguales. Esto lo habrán podido comprobar aquellas personas que alguna vez han llegado a experimentar el dolor, la diversión o la confusión a la hora de ponerse a leer una mala traducción.
Las malas traducciones pueden tomar muchas formas y tener más o menos errores. Hay muchos ejemplos de errores de traducción. Por ejemplo, del traductor automático Babel Fish: “Nice little bits of pig, drunken”, que significaría en español «Bonitos pedacitos de cerdo, borracho». También hay errores de traducción de aquellos entusiastas extranjeros que abusan del diccionario. Por ejemplo: «Somos un hotel de segunda situado en las entrañas de la vegetación». Aunque los hay también que ni se molestan en utilizarlo, dando como resultado traducciones como: «¡El producto debe llegar tempestuosamente!».
Por último, hay traducciones que son correctas, pero sin embargo, carecen de una gran naturalidad. Por ejemplo: «Por consiguiente, por ejemplo, la comprensión de los productos modulares, de acuerdo con lo anterior, corresponde a las necesidades funcionales manifestadas». Todas ellas mandan el mismo mensaje al cliente: cuidado.
Pero, ¿qué puedes hacer para evitar esta comedia? ¿Cómo puedes contratar a un traductor bueno?
Verifica la acreditación
Asociaciones de traductores como la ATA (Norte América) o la AITI (Italia) intentan establecer un estándar de calidad y precisión. Para ello, realizan pruebas complejas evaluadas por pares de determinadas combinaciones lingüísticas. Los traductores titulados y experimentados evalúan las pruebas para otorgar la certificación que corresponda.
Asegúrate de contratar a un traductor bueno
Se ha demostrado que ahora mismo es importante la fluidez, la coherencia y la precisión dentro de una comunicación empresarial. Además, hay que tener en cuenta de que los buenos traductores tienen que ser expertos en su lengua materna y conocer muy bien la cultura nativa. Busca un hablante nativo de la lengua meta (idioma al que se traduce) que pueda leer el trabajo del traductor. Además, es incluso mejor si también conoce la lengua origen (el idioma del documento original que se va a traducir). Esto hablará mucho sobre las habilidades que tiene un traductor y así, podrás llegar a comprobar si es un traductor bueno o malo. Escribir bien, con coherencia y con fluidez es todo un gran desafío. Pero además, transmitir el significado a otro idioma eleva considerablemente la dificultad del reto. No pienses que solo porque alguien es hablante nativo de un idioma sabe traducir.
Asigna el documento al traductor correcto
Hay documentos muy diferentes y ningún traductor, aunque sea un traductor bueno, es experto en todos los tipos de documentos. Investiga el campo de especialización y la experiencia del traductor. En caso de que un traductor no tiene experiencia en traducción jurídica, no le debes de encargar cualquier documento legal. Del mismo modo que, si lo que quieres es un texto publicitario llamativo, en este caso, un traductor jurídico no será la mejor opción para ello.
La idea equivocada más común sobre la traducción es que se trata de una cuestión técnica. En otras palabras, se piensa que la traducción es el mero intercambio de las palabras de un idioma a otro idioma. Sería conveniente entender la complejidad existente entre los distintos idiomas y las culturas, y el reto que supone la escritura en sí. Por lo que, le sería más fácil poder contratar un traductor bueno y así, no causar ninguna mala impresión.